I.E.S Río Duero: Del proyecto docente a la práctica.

 

Portada del número de junio de 2016 de la revista desván del centro

¡Hola a todos!

Hoy quiero hablaros no sólo del proyecto educativo del centro en el que estudié, el I.E.S Río Duero, sino también contrastarlo con  mi experiencia allí como alumno. Vamos allá:

En primer lugar, he de decir que el acceso al documento no es totalmente libre; puede descargarse un archivo comprimido de la web del centro, pero no puede descomprimirse sin una clave de acceso. Para obtener esta clave sólo hay que ponerse en contacto con el centro rellenando un formulario en la propia página. Esta, como veréis más adelante, es una de las pocas críticas que puedo hacerle al centro. Desconozco las causas exactas de esta decisión, pero creo que, en aras de la trasparencia, este procedimiento debería suprimirse.

Entrando ya en materia, una vez leído el documento, me ha sorpendido gratamente ver que mi experiencia no difiere prácticamente en nada con los valores que defiende el centro. El proyecto docente defiende educar en base a la libertad, la responsabilidad, la paz y la tolerancia, la igualdad y la diversidad, la integración, la coeducación, la participación, el pleno desempeño en democracia, la educación como servicio, la calidad de la misma, basada en el esfuerzo y el trabajo y el respeto al medio ambiente. 

Como ya adelantaba, no puedo contradecir ninguno de estos principios, pues son los que claramente he visto en el centro. ¿Quiere decir esto que el instituto es perfecto? No, pero sí es cierto que, comparado con testimonios de exalumnos de otros centros, este es de los que más cerca está de ser idílico. ¿Cómo podría mejorar? Algo que no entiendo es cómo no nos sacaron al pinar, situado dentro del perímetro del centro (aunque, si nos ponemos filosóficos, podríamos preguntarnos si el pinar se encuentra en el centro o es el centro el que está en el propio pinar) y nos hablaron de los pinos, de su función, de los animales del entorno... del ecosistema del pinar, vaya. Sí es cierto que, cuando el clima (y en gran medida el comportamiento de los alumnos) lo ha permitido, hemos abandonado las aulas y hemos dado clases y hemos ensayado obras de teatro en el patio. Esto, evidentemente, no es fácil; requiere de un interés y de una voluntad especialmente fuertes por parte del profesorado. Y no digo que mis porfesores no se esforzaran, a ellos no puedo reprocharles nada. Un alumnado que no muestra especial interés, no motiva a un profesor a implementar nuevas actividades.

Esta es la única queja que se me ocurre sobre el centro. Como con todo, tiene sus altibajos, pues no deja de ser un centro de interacción entre personas, pero, sin duda, cuenta con un equipo docente y directivo que se interesa por sus alumnos, que trata con las familias, que porpone actividades fuera de las aulas en todos los cursos... El I.E.S. Río Duero, es, en definitiva, un centro que he sabido apreciar con el tiempo y la perspectiva y del que sé con certeza que si no me hubiera formado allí, hoy no estaría aquí escribiendo estas líneas.

Gracias por leer. ¡Nos vemos en la próxima!

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